economias (III)

En la universidad nos explicaron que en el fondo hay una deuda y que lo único que todos compartiríamos sería nuestra participación en ella. esta deuda tendría que ver con algo que nos trasciende, específicamente con un creador, cuya infinitud dejaría toda respuesta como una minuscula ofrenda, ya sean éstas ambiciosos y sacrificados templos o nuestra cotidiana reproducción. paradojalmente parte importante de esta teoria no venía de un monje, sino de un pornografo francés, George Bataille. para él, todo se basaría en excesos. siempre - inevitablemente - hay más de lo que necesitamos. desde el sol que produce energía de sobra, hasta nuestros cuerpos, que no sólo son capaces de mantenerse, sino que están siempre listos para la producción de nuevos seres. para Bataille los problemas del mundo, y de su mundo de guerras mundiales, no tendrían que ver con potencias repartiéndose bienes limitados, sino que con la cada vez mayor capacidad de producción. ya sea mediante la imparable creación de bienes en las industrias, como con la información de estos días, lo que hay es producción que se rebasa por todas partes. producción que produce y no para de producir. así, ya no son sólo los cuerpos, sino que maquinas y bits que se trascienden a sí mismos en un mundo de infinitos dioses.